quarta-feira, 22 de fevereiro de 2012

Poema de Boitel (poeta cubano premiado)

Quadro de Carlos Zemek.
AQUI



Al fondo el agreste paisaje. La inusitada noche

hace unas horas, me asomé a la ventana. saldremos de un sitio para entrar
en otro, nos ratifica la tarde. deletreo el espectáculo del que somos
inseparablemente los cuerpos (¿los únicos cuerpos?). el umbral. la
inteligible morada. a nada he renunciado cuando a ciegas descubro al
niño que corre detrás de su pelota. y veo al ómnibus cerca. la muerte. en la
ventana un geranio se aferra a la frontera por donde las voces penetran
agujereando todo lo material, develando el vacío. gustaba de tomar esos
vinillos a la hora de la cena. con posterioridad mi mano no pudo alcanzar
la pelota y el niño sigue donde antes. al fondo el agreste paisaje, la
inusitada noche nos devuelve la arboladura. a ciegas tomo un candil para
desmentir el universo que penetra, la desnudez que me abriga. he tenido
demasiada suerte de que la lluvia sea irrepetible. un salto. el vendaval.
siento el gemido de las ánimas cuando parsimoniosas cruzan la penumbra
en desasidas imágenes como un soplo de luz por la ribera.

los días van transcurriendo.
aparentemente gustaba ver en los pastos al pájaro meciendo la
neutralidad (¿su neutralidad?). laceraba el antagónico y abrupto relieve,
el áspid, donde yacen todos los sortilegios del mundo. la filosa huella que
consterna al hombre. ni la nieve ya ronda el ocre de la foto donde la noche
penetra los juncos derramados y se escuchan las voces de los muertos.
también tuvo suerte el ruiseñor pero una advenediza imagen nos hizo a
otros sitios, ya invisibles. si pudiera abrazar la demoledora razón que nos
habita, y nos arroja al fuego de estos años, como pétreas máscaras, como
torpes animalejos dispuestos a morir en una obsesión que va más allá de
los límites, de ese indescriptible aroma que nos impone el nogal, las aguas
de un río, o la palabra eternidad.

los días van transcurriendo.
por la ranura admito el vértigo. las canijas luces del Oráculo de los
hombres, donde una vez resurgían las sombras, la ceniza, y la tierra del
anacoreta era un sitio de reposo. allí hubiera repasado estas –mispalabras, como ahora deletreo la mano arrugada y temblorosa frente a
este sosiego que me impone el mar, el reflejo de las aguas que alguna vez
cubrieron esta Isla. el mapa que se distiende invade el lúdico escenario.
gustaba tomar esos vinillos a la hora de la cena. la multitud seguía
impenitente. la fatiga ha devorado los contornos de un árbol, los
trasnochados aromas de una estación que nunca pude precisar. los
temores me encumbran y veo que estoy solo en la fachada de la foto, justo
donde el ocre se adueña de los que compartían el sitio. adentro hay
sombras, y palabras, y algo de luz (¿pudiera ser posible?). afuera, apenas
sucede el mediodía y queda, quizás, el rocío entre los geranios del patio.
cansado miro el horizonte donde advierto el canto de un ave, el gemido de
un animal nocturno, y siento que alguien se acerca y merodea el sitio de
reposo. esperanzado, descorro las cortinas.
los días van transcurriendo.

Premios Obtenidos por el poeta cubano BOITEL: Medalla de Plata y Bronce en el Festival Nacional de Artistas Aficionados de la FEU en los géneros de poesía y testimonio, respectivamente (1994) Premio en Poesía en el Concurso Abel Santamaría de la UCLV (1996) Premio Fundación de la Ciudad de Santa Clara (1997) Premio Regino Pedroso (1998) Premio Pinos Nuevos (1999) Primer Accessit del Concurso Internacional de Poesía "Bustar viejo" en Madrid, España (1998) Premio Calendario (1999) Premio Sed de belleza (2001) Mención Especial del jurado en el premio Miguel de Cervantes, en Granada, España (2001) Premio especial de Unión de Reyes en el Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso (2001) Premio en el concurso nacional "Poesía de Amor" de Varadero / 2002 Premio Casa de las Américas en Poesía / 2002 Premio Abril de la UJC Nacional (2002) Premio Ser fiel (2002)
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